LAS TERMAS DE VALS > arquitectura mística
Uno de los mayores placeres que existen cuando empieza la llegada del frío, es darse un relajado baño en unas aguas termales. Esta semana os traemos un artículo sobre el complejo termal diseñado por el arquitecto Peter Zumthor en Graubunden, Suiza.
El briefing consistía en construir un spa y termas entre los hoteles ya existentes, justo donde se encuentra el nacimiento de las fuentes. Como único requisito, se le pedía al arquitecto que el edificio no tuviese altura, para no tapar las vistas de los huéspedes del hotel principal. Para solucionarlo, Zumthor esconde parte del edificio en la pendiente de la colina y recubre el techo plano con césped, de esta manera, consigue una mayor integración con el paisaje.
La obra fue edificada con 60.000 piezas de cuarcita de Vals, que apilándolas, forma paredes, techos y suelos de la construcción. Por su textura y color, este material tenía mucho que ofrecer, la idea consistía en que además de cumplir con sus funciones, se llegara a crear un vínculo con el espacio. En este caso, la piedra escogida conecta con las montañas que hay a su alrededor, ya que procede de las mismas y ofrece múltiples sensaciones visuales y palpables. La cuarcita de Vals, es también el mineral que tradicionalmente se ha utilizado en la región fabricando tejas para las casas. El complejo consigue así convertirse en una especie de megalito o búnker nacido de las montañas.
El concepto del arquitecto para Las Termas de Vals era que la obra estuviera estrechamente conectada con la topografía y geología del lugar, así que imaginó las termas como una gran cantera que se abría en la montaña y en la cual se podía perforar de arriba a abajo o desde un lado.
Por este motivo, la única fachada que posee el edificio contiene numerosas aberturas, como ventanas o terrazas, pero ninguna puerta. Para acceder, se tiene que entrar a través del hotel que está conectado por un pasillo que atraviesa la montaña.
El diseño de Zumthor consiste en varios bloques de diferentes dimensiones, que se juntan como si fueran piezas de un puzle. Los espacios vacíos de su interior se organizan alrededor de las dos piscinas principales, siendo una exterior y la otra interior.
La particularidad del proyecto reside en que las piezas encajan entre ellas, pero no llegan a tocarse, habiendo un espacio de 8 centímetros entre cada una de ellas. Esto genera un juego de luces en el interno de la edificación, que da paso a una atmósfera íntima donde la presencia de las sombras adquiere un papel muy importante.
Y por si fuera poco, en cada piscina se asocia a la temperatura de sus aguas un color, teniendo las más calientes una fuerte presencia de rojo, y de azul las más frías. Este efecto se consigue gracias al hormigón teñido que recubre parte de los interiores más ocultos.
Las termas de Vals representan toda una experiencia que a más de uno nos gustaría probar. Peter Zumthor consigue que bañarse se convierta en todo un ritual de relajación, con un edificio único que contrasta líneas rectas con ondas acuáticas y el frío gris de la piedra con la calidez de sus fuentes.